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LA NOCHE DE LAS GACHAS


COMO CADA AÑO, LA NOCHE DEL 31 DE OCTUBRE, VÍSPERAS DEL DIA DE TODOS LOS SANTO, MIENTRAS LAS AMAS DE CASA PREPARABAN LAS TRADICIONALES GACHAS. LOS CHIQUILLOS RECORREN LAS CALLES DEL PUEBLO TAPANDO LAS CERRAJAS DE LAS PUERTAS CON GACHAS HECHAS POR ELLOS A BASE DE HARINA CRUDA Y AGUA, CON EL FIN DE QUE `` LOS ESPÍRITUS`` MALIGNOS´´ NO ENTRASEN EN LOS HOGARES, YA QUE ESA NOCHE LOS FANTASMAS ``MALIGNOS´´ SALEN DE SUS TUMBAS E INTENTAN PENETRAR EN LAS CASAS PARA ADUEÑARSE  DE LAS ALMAS DE LOS QUE ALLÍ HABITAN.

El día de la Candelaria
EL DIA DE SANTA LUCIA (13 de diciembre)  



También la festividad  de la Candelaria fue popularizada en el pasado de Fuente-Tojar. Concretamente ocupo hasta últimos del siglo XVIII como una de las fiestas mas celebradas en la localidad. Se mantuvo durante  el siglo  XIX y casi el medio siglo XX.
La celebración de la Candelaria debió alcanzar unos índices muy elevados, tanto, que se prefería dejar de celebrar otras fiestas antes de hacerlo con esta. Como se ha podido comprobar, las Hermandades sufrieron tal desequilibrio económico a partir del año 1814 que para el 1818 se tuvo que suspender la celebración de algunas fiestas.
 La fiesta estaba organizada comenzando con una misa cantada, a la que acudía anualmente un predicador de Priego, al cual se le abonaban sus honorarios, que había que traer y llevar en una caballería, acompañado de mozo.
 Por la tarde se encendían las fogatas en honor  a Santa Lucia , abogada de la vista- y el sacerdote pasaba una por una dando su bendición. Era acompañado por mujeres y hombres, a modo de procesión. Una vez cumplimentado este ritual se organizaban bailes populares, en los que sobresalía el ''Suerto'' y el ''Cruzao'', acompañado del cante del Fandango, con letrillas de la época, y que en muchos casos se convertía en “cante de pique”  Para la buena marcha de la fiesta, ya que en ella corría el vino y aguardiente, la Hermandad de la Virgen nombraba cada año un alcalde de Candelaria y dos Celadores, para que velaran por el buen comportamiento de los vecinos. Se dos Celadores, para que velaran por el buen comportamiento de los vecinos. Se celebraba también una rifa, la cual producía importantes beneficios para dicha Hermandad. Cuando la Iglesia de Fuente—Tójar entro en crisis, que le duró casi toda la segunda mitad del siglo XIX, ésta tuvo que prescindir de organizar los festejos, y en consecuencia de nombrar hermanos para velar por el buen sentido de los celebrantes. Igualmente el sacerdote de turno, dejó de bendecir las fogatas. Y ya entrando en el siglo XX, la festividad había cogido un rumbo distinto al que había tenido en los siglos pasados. De aquella vieja costumbre quedo, en muchos familias, el organizar una fogata en la puerta de su casa; la juventud que cantaba junto al Fuego (ahora coplas distintas y modernas). E1 título de la  fiesta también cambio, se le llamó “ La Noche de las Candelas”. Y así permaneció hasta pasado el ano 1.950.  Pero en el trayecto de estos 5O anos ocurrieron también peleas y enemistades a consecuencia de las fogatas, que habría para rellenar cientos de folios si tratáramos de detallarlas. Durante todo este periodo de tiempo, en la mencionada noche, se unían grupos de jóvenes que se acercaban donde había una candela. Iban provistos de garrotes de olivo, y en el primer descuido que tenia el dueño de la candela, daban de palos a la fogata. Como era de esperar, los trozos que ardían saltaban por toda la calzada, produciendo el miedo entre las mujeres y los niños, que la rodeaban. En contrapartida a esta costumbre, el hombre de la casa — u hombres, si la candela la formaban varias familias vecinas— se armaba también de un buen palo de olivo, colocándose junto al fuego, siempre alerta, con la amenaza para el que intentara desparramar su candela. Entonces es cuando los alborotadores muchachos es parecía que tenia mas importancia el romper el cerco. Por ello, la festividad se convirtió en la "noche de las batallas”, donde saltaban por los aires trozos de palos ardiendo, tizones humeando, y peleas por doquier. En varias ocasiones los hombres dejaron lucir, sus cuchillos, produciendo sangre en algunas ocasiones. Aun se recuerda, por los vecinos de Fuente—Tójar, la pelea que sostuvieron en la aldea de Zamoranos, un vecino llamado Santos, dueño de la candela, y un muchacho que pretendió apagarla. Fue en los últimos días del siglo XIX. El llamado Santos se encontraba con su mujer, hijos y algunos vecinos, junto a la candela donde llegaron algunos mozalbetes armados de palos. A los escasos minutos la candela voló por los aires; Santos entablo pelea con el promotor y este quedo en el suelo mortalmente herido. Santos sufrió su condena de cárcel y el muchacho fue enterrado. Hoy, en nuestro actual tiempo, esta costumbre se ha perdido. Texto de Manuel el de fausto, de su libro, “Historia de la Villa de Fuente-Tójar

EL DIA DE LOS SANTOS INOCENTES
EL DIA 28 DE DICIEMBRE

Esta fiesta represento una de las mas importantes de cuantas se celebraban al año. Estuvo durante los siglos pasados muy arraigada al pueblo. Así lo demuestran  los libros  del archivo parroquial, pues ya en 1722, el primer año de anotación y reunión celebrada. También se hacia cada año una rifa en la que se recaudaba fondos.
Con referencia a las rifas los datos que se posen, nos dicen, que fueron de las primeras que se celebraban en Fuente-Tójar. A la rifa acudían muchos  vecinos de nuestra vecinas aldeas
Durante  todo el siglo XVIII, se llamo la rifa de la carne, a consecuencia, quizá, de que todo lo que se subastaba eran elementos de esta naturaleza. Posiblemente al coincidir que se celebraba en época de matanzas los colonos regalaban parte de ellas a la hermandad.  
Volviendo a los llamados ''Santos Inocente'', a los que se les daba una comida este día, escasos datos tenemos, ya que en los libros del archivo parroquial nada nos dicen de la labor que hacían. Por el contrario, acudiendo a las fuentes que nos facilitan las personas de mas edad, podemos añadir algunos datos a ese respecto.
Parece ser que hasta la segunda decena del siglo XX se celebro esta festividad.
En los tiempos, lo mas importante, era la llegada de un grupo de hombres, procedentes del Castellar, en la Comarca de Priego. Vestían con calzones cortos, llevaban colgados en la cintura, unidos a un enorme cinturón, que les cruzaba todo el cuerpo. Portaban instrumentos de música sin que podamos precisar el nombre de estos instrumentos, con los que recorrían las calles ''bailando y saltando''. Parece ser que pedían dinero y otras cosas, aunque lo que mejor recuerdan estos moradores de Fuente- Tójar, eran que solicitaban alfileres. No comprendemos hoy la originalidad de esta costumbre, pues al parecer estos famosos grupos iban ''forrados'' de alfileres, que llevaban pinchados en el cuerpo'', o sea en el cinturón. Lo recaudado pasaba a la Hermandad, que a su vez mantenía a esos hombres.

Textos de Manuel el de Fausto, de su libro Historia de la Villa de Fuente-Tójar


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